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LOS MIEDOS…

Comencemos por definir que es el miedo. Podemos decir que el miedo es una sensación o emoción interna generada por alguna sensación o acción externa como de peligro, a algo desconocido, amenaza, riesgo, entre otras causas.

El miedo puede tener su origen de muchas formas, puede ser social, biológico, psicológico, esto dependerá del suceso o acción que se presente.

La magnitud del miedo dependerá de lo aprendido socialmente (procesos culturales) o de los patrones de herencia genética que poseamos; es decir, de lo que guardamos en nuestro subconsciente, de esos programas mentales que hemos adquirido en todas las existencias de nuestras vidas.

Estos programas mentales se activan según los sucesos o acciones diversas en el externo y el programa se manifiesta según la orden aprendida para ese evento.

Como ejemplo social podemos plasmar el miedo a la muerte. Existen culturas donde realizan un gran festín cuando una persona muere o fallece, ya que consideran que la persona cuando muere se libera del sufrimiento y va a una vida plena. Pero la mayoría de las culturas el tema de la muerte es un tema de tristeza y de mucho dolor, por lo que gran cantidad de personas poseen miedo a la muerte, en base a lo que esta representa y al no saber que existe más allá de ella.

Un miedo biológico podría considerarse a un evento real de peligro o amenaza externa, bien sea un asalto, un evento sobrenatural, etc. Según el patrón que tengamos de conducta podemos paralizarnos ante este hecho, portarnos de manera agresiva, o accionar de manera efectiva y controlar la situación que se nos presente.

El psicológico podría no ser real, está relacionado con un estado emocional o afectivo, el cual provoca ansiedad o angustia. Podríamos considerar como un ejemplo de éste, a una persona que tenga miedo a un cambio laboral, al desconocer cómo le irá en un nuevo trabajo, no querrá salir del que ya posee por miedo a lo conocido.

Es también posible temer a objetos o situaciones; como por ejemplo, temer a las cucarachas, a los ratones, a personas violentas, a las relaciones, al ridículo, etc.

El miedo se podría ver como un escudo protector para no tener dolor o sufrimiento. El miedo aparece cuando nos sentimos amenazados.

En el cuerpo físico el miedo se capta a nivel energético por el plexo solar. En muchas oportunidades decimos: “sentí un susto en el estómago”, no es más que sentir miedo. Este mensaje va a nuestro cerebro y este envía la sensación de miedo, que en ocasiones nos pone a sudar o sentimos un frío en todo el cuerpo.

El miedo también lo podemos considerar como un factor de bloqueo ante el avance o desarrollo personal en nuestras vidas. Cuando queremos hacer un cambio, el miedo actúa como impedimento a éste, siendo posible que nos quedemos sin avanzar en ciertas áreas de nuestra vida por temor a lo que no conocemos. En este caso el miedo es inexistente, es simple bloqueo emocional por razones infundidas o aprendidas. Entramos en lo que se denomina “zona de comodidad”, que no es más que una zona de confort donde nos sentimos seguros y no queremos cambiarla por temor de que al hacer el cambio nos vaya a traer a nuestra vida cosas no deseadas. En esta zona de confort las personas hasta pueden pasar toda su vida sin experimentar otro tipo de cosas, pudiendo negarse a la posibilidad de ampliar sus horizontes, tener otras vivencias, y mejorar tu calidad de vida.

En muchas ocasiones prefieren vivir infelices y quejándose de su terrible destino sin realmente hacer un cambio en sus vidas por miedo a lo desconocido.

Existen muchos cursos hoy en día para trabajar nuestros miedos y poder borrar y cambiar viejos patrones mentales, para salir de nuestra zona de confort y abrirnos a nuevas experiencias que nos pueden llenar de satisfacciones y éxito.

Te invito a dar un paso hacia el frente y tener la confianza que detrás de todo cambio hay una puerta de alternativas que te pueden llevar a tener una vida mejor y confortable, llena de éxito y felicidad.

“TU MIEDO TERMINA CUANDO TU MENTE SE DA CUENTA

QUE ES ELLA LA QUE CREA ESE MIEDO”